MÉRITO, GRATITUD Y MUCHAS GANAS
Hay días como hoy en que se me activa la inspiración y tengo tantas cosas que decir y compartir que no sé si voy a poder escribir todo con un orden para que me puedan entender, pero no importa ¡aquí vamos!
Hace varios días en un grupo de amigas tocaron el tema de volver hacer el
ritual del “espíritu de la navidad” que hicimos el año pasado. No sé si todos
están familiarizados con esta celebración, pero se hace casi una semana antes
de Navidad y en las veces que yo he participado es básicamente poner en
presencia el espíritu de la navidad y escribir una carta con tus peticiones y peticiones
que beneficien al bien colectivo. A veces se acompaña de prender también una
velita y otras cosas más. El punto es que tengo esto en mente hace varias
semanas porque, puedes abrir la carta que hiciste el año pasado y recordar que
pusiste y ver si realmente se cumplió o no. Y me acuerdo de que el año pasado
escribí tantas cosas que estoy ansiosa de saber que tanto se cumplió. Esta es
la parte espiritual de la historia, porque yo creo en Dios (pero no mucho en la
iglesia) y soy muy espiritual cuando se trata de pedir y agradecer, ahí siempre
estoy de primera.
Esto nos lleva a la conversación de que cada vez que se está finalizando el
año empiezas a escuchar por todos lados que ya se terminó el tiempo y qué
cuáles son los planes para el próximo año o que tantas metas cumpliste y a
veces empezamos a recapitular, analizar y juzgar como fue nuestro propio
desempeño personal y otras áreas de nuestra vida y algo que es muy común es
enfocar la energía y preguntarte ¿Por qué no paso algo? En vez de reconocer
todo lo bueno que sí lograste, lo que están en camino a lograr y darte las
gracias y premiarte por esas pequeñas victorias.
A veces queremos ser modestos y pasar por desapercibido las cosas que nos
ocurren, grandes o chiquitas son cambios y son cambios que para bien o para mal
nos hacen crecer. Enfrentarnos a situaciones inesperadas nos hace ver la vida
desde otro lado, con otros ojos y con una perspectiva diferente.
Cuando me pongo a revisar todo lo que he logrado ni yo misma me lo creo y
he llegado a un punto en donde tengo que empezar a reconocérmelo para creérmelo
y seguir empujándome a lograr más, porque puedo y porque soy capaz.
Imagínense, si echamos para atrás:
- Llegué a un país nuevo y 10 días después se desata la pandemia más pandemia de todos los tiempos y fue difícil, pero no imposible y después hasta le vi el lado bueno
- Mi máster se atrasó 6 meses desde su fecha inicial y yo en vez de quejarme busqué como resolver y encontré un trabajo freelance (jamás había trabajado en este formato) y hasta me gustó
- Después de salir de una relación larguísima y no querer involucrarme con alguien de nuevo, conocí a mi novio en Tinder y un año después vivo con él
- Decidí mudarme de país por mi pareja (sumándole que no hablo el idioma del país). A veces nos toca sacrificar algo, pude haber regresado a Panamá y volver a mi trabajo o a uno mejor, pero decidí atreverme
- Y aparte tomamos la decisión de vivir juntos, que no es nada fácil. En el primer mes, pensé que nos íbamos a matar y me iba a tener que regresar a Barcelona
- Logré conseguir un trabajo, que es algo superdifícil es un país donde recién llegas y de nuevo donde no hablo el idioma (hago énfasis en el idioma porque para los que no saben los franceses son especiales y ellos y su idioma y su idioma y ellos)
- Vivó en París (a veces todavía me cuesta creérmelo) en la ciudad de la moda, de las artes, donde la cultura es lo más top que existe y todo es glamuroso y si yo vivo aquí
Todas estas cosas son grandes logros, que no los conseguí porque tengo
suerte, o porque rezo todos los días y le pido a Dios. Lo conseguí porque
trabajé para alcanzarlo, porque hice planes para seguir y llegar hasta donde
quería, porque tenían plan A, plan B y hasta plan C en algunos casos. Y aunque
los planes no siempre se desarrollaron como yo quería, me acoplé y lo logré y
por eso tengo mérito.
Esta no es la primera vez que mencionó esto, pero si la primera vez que lo
escribo en un post, muchas veces solo piensan que los que vivimos en el
extranjero llevamos una vida de encanto y que todo es color de rosa. La mayoría
de las personas únicamente comparten lo “bonito” y lo cool de las ciudades en
donde viven y de la tan buena vida que llevan y eso no es real.
Lo real es que:
- Extrañamos la comodidad que teníamos, salimos de nuestra zona de confort
- Extrañamos la familia y los amigos y algunas hasta los trabajamos que dejamos
- Extrañamos la comida
- Extrañamos el sistema que, aunque es malo lo conocíamos. Acá no sabemos de trámites ni como se hacen las cosas
- Extrañamos movernos como sé de la gana en nuestro país y en nuestro propio carro
- Extrañamos las costumbres, tradiciones, música y eventos
- Extrañamos todo esto y mucho más
Y el solo hecho de estar haciendo vida en un lugar totalmente nuevo para
mí, ya es un logro, es meta alcanzada y es de aplaudir. Algunas veces nos
llenamos de miedo, y el miedo es válido, sin embargo, no debemos dejar que nos
estanque y nos paré. Uno de mi mantra siempre ha sido “Atreverse, significa
pasarla bien” y hay que hacerlo, de otra manera no vamos a ver cambios.
Al final, esta es exclusivamente mi historia y mi experiencia. No significa
que porque no vives en el extranjero no has logrado cosas, claro que sí. Haz tu
listita y revisa y vas a encontrar capaz más cosas de las que yo mencioné hoy
aquí y date una palmada en la espalda y dite gracias porque eres grande por
lograr cosas que tú no imaginabas.
Hay que tener gratitud con la vida, en mi caso con Dios, pero también
contigo misma y con lo que has sido capaz de lograr, porque has sido valiente y
has tenido el coraje de luchar por ello. Así que dale un fuerte a tú yo misma y
dile que no se ha acabado el tiempo, que solo es un periodo que termina, pero
que empieza uno nuevo en solo un par de días y que aún tienen tiempo para
lograr todo eso que quieren.
No sabemos de lo que somos capaces hasta que nos toca lidiar con una
situación o circunstancia y nos empuja a actuar de una manera que ni nosotras
mismas imaginamos.
A la Gaby de ayer le digo gracias por haber traído hasta donde estoy, a la
Gaby de hoy le digo disfruta porque no sabes hasta cuando más lo vas a poder
hacer y a la Gaby de mañana le digo sigue y no pares, porque el cielo es el
límite.
Te invito a que te des gracias por todo lo que has logrado hasta este preciso momento, todo cuenta y tu esfuerzo no ha sido en vano. Sigue luchando por lo quieres alcanzar.
Un abrazo,
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